Accidentes domésticos en Personas Mayores (1).
No hay mejor lugar que nuestro propio hogar. La comodidad y la sensación de seguridad que nos brinda, son dos de los factores principales que hacen que queramos estar tanto en este entorno. Sin embargo, puede tener la otra cara de la moneda. Según FACUA (Federación de Asociaciones y Consumidores de Andalucía), suceden más Accidentes domésticos en Personas Mayores al año que de tráfico; produciéndose un accidente doméstico en nuestro país cada 24 segundos. Este dato llega a sorprender mucho, considerando el dicho: “como en casa, en ningún sitio”, sigue leyendo nuestro articulo de Accidentes domésticos en Personas Mayores 1 parte.
Pero, ¿por qué suceden los accidentes domésticos? Bien, en mayor medida, uno de los motivos principales es por una falta de adecuación de las instalaciones en nuestra casa; y otro de los motivos, a los que se hace referencia en el título de este artículo, es debido a las condiciones físicas de la persona que sufre ese accidente.
En las personas mayores, como todos sabemos, las condiciones tanto físicas, funcionales y cognitivas se ven mermadas debido bien al propio proceso de envejecimiento; o a una patología neurológica o traumatológica de base (Parkinson, Alzheimer, fracturas de cadera, entre otras) provocando, por tanto, una curva exponencial de riesgo de sufrir un accidente.
Caídas, golpes, cortes, atropellos, quemaduras e intoxicaciones son los accidentes domésticos más frecuentes; siendo las caídas el primer accidente en la lista.
(Os invitamos a echar un vistazo a la otra entrada de nuestro blog de Caídas en casa. ¿Cómo prevenirlas?, donde os damos varios consejos prácticos y sencillos acerca de este tema).
¿Qué aspectos principales tenemos que tener en cuenta para reducir la probabilidad de tener Accidentes domésticos en Personas Mayores ?
Hay que tener en cuenta diferentes aspectos dentro de nuestro hogar, entre ellos:
El suelo:
– Cambiar los suelos que puedan ser resbaladizos, para reducir las probabilidades de caernos.
– No encerarlos ni abrillantarlos, puesto que pueden resbalar más.
– Eliminar o fijar las alfombras. En especial, hay que tener cuidado con aquellas que son pequeñas, si no se pueden fijar, mejor no tenerlas (las alfombras son un factor externo principal de caídas).
– Retirar obstáculos en caminos de tránsito dentro de nuestro hogar, especialmente en giros y en tramos estrechos (pasillos), para no tropezar con ellos y que sean los responsables de una caída.
– Tener cuidado de que el suelo esté completamente seco después de fregar para no resbalarnos.
– Posicionar los cables ajustados en la pared para así evitar que estén en el suelo y que sean un obstáculo en nuestro camino.
Las escaleras (dentro de nuestra casa o en el edificio):
– Instalar pasamanos, si pueden ser a ambos lados, con el fin de tener mayor estabilidad tanto al subir y bajar los escalones.
– Colocar bandas antideslizantes en los bordes de cada escalón. Esto hará que tengamos mayor estabilidad, especialmente con la pierna que esté manteniendo el equilibrio en la fase de subir y bajar un escalón.
– Eliminar cualquier objeto que esté en este espacio y con el que se pueda tropezar, como en los descansillos.
– Asegurar que cada tramo de escaleras esté bien iluminado; ésto hará que se tenga mayor visibilidad, y ayude a que subamos y bajemos las escaleras con mayor seguridad.
La iluminación:
– Cambiar luces tenues por intensas, para proporcionar una mayor iluminación en la habitación.
– Posicionar los interruptores de la luz a la entrada y salida del habitáculo que vayamos a transitar, y en un lugar que sea fácilmente accesible; con el fin de que esté iluminado en todo momento.
Aparatos eléctricos e instalaciones eléctricas:
– No utilizarlos en el baño, ni en ninguna estancia de la casa cerca del agua (por ejemplo en el fregadero en la cocina), para evitar que haya un cortocircuito; al igual que desconectar la luz siempre que se haga una reparación eléctrica.
– Evitar poner al mismo tiempo los electrodomésticos de alta potencia para no provocar una sobrecarga eléctrica.
– Comprobar con regularidad que los enchufes, interruptores y cables de lámparas están en perfecto estado, para reducir las probabilidades de un incendio.
– No desenchufar el aparato eléctrico tirando del cable, ni pasar los cables por debajo de las puertas, ya que ésto puede provocar que la cobertura aislante del cable se acabe rompiendo y aumente el riesgo de electrocutarnos.
– No manipular el aparato eléctrico con las manos mojadas; así como no limpiarlo ni mojarlos mientras que estén enchufados, ya que el agua es un conductor de la electricidad y las probabilidades de electrocutarnos son altas.
– Desconectar siempre los aparatos eléctricos una vez que se hayan utilizado, con el fin de que no haya una sobrecarga eléctrica.
El gas:
– Comprobar que la llave del gas está cerrada cuando no se utilice, especialmente antes de irse a dormir y salir de casa; para no producir una intoxicación o un incendio.
– Mantener las rejillas de seguridad de las instalaciones de gas sin obstrucciones, para que exista una correcta ventilación.
– Evitar corrientes de aire en la cocina, y no llenar las ollas del todo para que no se derrame el líquido, ya que puede hacer que se apague la llama del gas, provocando que no nos demos cuenta de que el paso del gas siga abierto.
– Ventilar periódicamente aquellas habitaciones que dispongan estufas o braseros, y así evitar acumulación del gas que puede provocar una intoxicación.
– Evitar el uso de braseros de carbón porque producen gases tóxicos.
Productos de limpieza:
– Almacenarlos en un lugar seguro y siempre separados de los lugares reservados a los alimentos, para que no haya mezcla inapropiada de estos productos con aquellos que son de consumo alimenticio.
– Conservar siempre el etiquetado, para saber las indicaciones de seguridad del producto.
– No cambiar el producto de su envase original para evitar riesgos, especialmente lejías, detergentes y disolventes; sobre todo en botellas que sean destinadas a contener bebidas, ya que podrían ser empleadas para un uso incorrecto.
Los medicamentos:
– Conservarlos en su caja o envase original, así como su prospecto; porque así sabremos en todo momento de qué medicamento se trata y podremos conocer sus posibles efectos secundarios.
– Elegir un lugar adecuado para su almacenamiento, con el fin de mantener las condiciones de conservación indicadas (como por ejemplo la temperatura), y así evitar que estén en mal estado cuando los consumamos.
– Fijarse en la fecha de caducidad, para así no consumirlos caducados y por tanto que no provoquen un riesgo para nuestra salud.
– Mantener la pauta de administración prescrita por el médico/a, no cambiar la dosis por criterios personales sin ningún fundamento, ni automedicarse; ya que de hacerlo así, podrá provocar un efecto negativo para nuestra salud.
– Usar pastilleros diarios o semanales en el caso de que se consuman varios medicamentos, para ayudar al recuerdo de su administración.
Si se tienen en cuenta estos aspectos, se podrán evitar en gran medida las caídas, intoxicaciones y descargas eléctricas más frecuentes ocurridas en casa.
En el siguiente artículo Accidentes domésticos en personas mayores (2), explicaremos de manera más específica qué consejos prácticos se tienen que tener en cuenta en estancias de la casa que entrañan mayor riesgo, como la cocina y el baño; y que provocan con frecuencia quemaduras, cortes, y también caídas.
Esperamos que la información detallada os haya resultado útil, y sobre todo, que podáis seguir disfrutando de vuestro hogar sin ningún riesgo.